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jueves, 7 de abril de 2011

MUROS ESBELTOS EN IGLESIA SANTA MARÍA LA BLANCA

Los muros que separan físicamente el recinto destinado a los actos religiosos, de las estancias destinadas a otros usos, constituyen un complejo elemento estructural, cuyo comportamiento ha sido analizado cuidadosamente, teniendo en cuenta todas las solicitaciones y exigentes características geométricas.




La principal característica de estos muros es su elevada esbeltez. Los muros arrancan, en su mayor parte, en el Sótano-1 (aunque algún tramo arranca en el nivel inferior), y se elevan hasta 3 niveles por encima de la Planta Baja. En esos tres niveles superiores, no existe conexión con el edificio de despachos, principalmente por la existencia de grandes huecos de instalaciones que rompen la continuidad y por existir únicamente dos pilares en dicho edificio, existiendo poca rigidez del mismo frente a acciones horizontales.

Adicionalmente, el muro recibe en su cabeza, una cubierta de madera de hasta 32m de luz. Dicha cubierta está fija al muro y libre en el extremo opuesto (consistente en un pilar metálico para cada cercha), por lo que la cubierta no arriostra al muro.

Del mismo modo, recibe el impresionante voladizo del coro, que con sus 10m de vuelo en el punto más alejado, genera un elemento estructural de indudable interés, y que será objeto de un próximo post en el que desarrollaremos los conceptos técnicos y estructurales aplicados.




En cualquier caso, el coro genera unos momentos muy importantes que debe resistir el muro que, como hemos comentado, puede considerarse como un muro en voladizo de gran altura. Debido a la existencia de huecos, la transmisión de esos momentos, junto con las cargas verticales, los empujes del viento y los fenómenos de pandeo (amplificados por su condición de muro en voladizo), hacen necesario el estudio de los muros como elementos lámina y como elementos placa, combinando los resultados de ambos modelos.

Por otro lado, la existencia de huecos en la base de muro, en su encuentro con la cimentación, complica la distribución de esfuerzos y su transmisión a través de los pilares que se generan.

En la siguiente imagen podemos ver los resultados del flujo de transmisión de tensiones del modelo de lámina del primero de los tres muros que conforman el conjunto.



En la siguiente imagen podemos ver las deformaciones verticales (con escala aumentada) del mismo muro, que aclaran el comportamiento de las acciones exclusivamente verticales.



El muro es un elemento mucho más singular de lo que a primera vista puede parecer, más aún cuando el edificio de despachos lo oculta casi por completo del exterior. Sin embargo, se trata de un elemento básico en el edificio, sirviendo de sustento tanto al edificio de despachos, como a la losa de la iglesia, el coro volado, y la cubierta de madera, con toda la complejidad que introduce la apertura de huecos (sobretodo en la base) combinada con la esbeltez y los grandes momentos introducidos por el vuelo del coro.

Es un ejemplo más de un elemento estructural singular que es básico en el concepto del edificio, pero que no tiene tanta relevancia arquitectónica. Sin embargo, la estructura siempre debe servir a la arquitectura, siendo más evidente aún en el caso de un edifico tan singular y espectacular como este.

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